Cierto por eso insinuaba que el enfoque de vuestro programa es loable pero sin la pincelada épica que evoca el vocablo. Por ejemplo del podcast de 18 Mayo encontré muy interesante la estrategia del juego del go que contrapuesta a la estrategia de derrocamiento del ajedrez (con sus piezas funcionales) se basa en una lógica de conexiones y anulación, como por movimientos de atracción. Además algunos conceptos básicos del go como ojo, forma, vida, coexistencia, muerte, tienen una denotación trascendental que no se encuentra en los del ajedrez, apertura, caballo, enrocar, mate, ataque, defensa,. Como entendí, el go ejemplificaría no hay una única forma acercarse a la realidad.
Y diría que tampoco hay una única manera de copar vivencias ni hay un sentido único en el considerarse humanista. Aunque los sentido mayoritario tiene su peso en la construcción social de la realidad, como señala el clasico de Berger y Luckmann. Tomemos por ejemplo la idea de la cultura del rendimiento, ¿Por qué evoca esa concepción taylorista y excitada de los logros empresariales en vez de la posible acepción de rendirse ante las carreras de acumulación o a rendirse ante la visión de los sacrificios familiares e humanistas que se hacen en nombre del modelo laboral y la zanahoria consumista?
Esta era de hecho la línea de pensamiento que perseguía al criticar a la noción de “la ley de la selva”. Pues no hay tal selva, no hay tal darwinismo social, solo la proyección de la violencia o de culpabilidad del opresor. Por eso, no se trata de denunciar descorazonadamente al sistema (que además tiene su equilibrio) sino de denunciar este símil y desecharla en cuanto se es escuchado como argumento. Pues no sólo es incoherente, pues pocas personas habrán que tengan más “beneficios que perdidas” en la ley de la selva económica sino que además es una psicologización de atributos animales en un complejo social que antes de todo es civilizado por mucho. No son las personas sino las ideas. Y resistir a esta narrativa de la selva es una manera de resistir y quizás una manera de recobrar una concepción del mundo más solidaria.
Esto me lleva a una nota de tu programa, Marga. Hay muchos pensamientos que guardé pero la nota de François Julien me parece ahora reveladora. Iba así "Si el mundo está en orden se puede participar en él, si está en desorden hay que hacerse tolerar". Aunque no sé quien es François Julien la frase me mareó hasta que pensando sobre el darwinismo social se iluminó por si sola. Y me permite responderte un poco.
De acuerdo, las violencias estructurales han sido interiorizadas, pero completamente, esto es sin dudas o sospechas solo cuando nos va bien y nadie nos molesta. Cuando conocemos o asistimos o nos preguntamos sobre injusticias o contradicciones del estado de cosas, cuando nuestra consciencia no se contenta con las explicaciones a los malestares y desazones, también dudamos nosotros. Luego o nos ponemos a leer o hablar o pensar o hacemos algo que nos distraiga, un entretenimiento necesario o no, o actuamos. Y de lo primero, su finalidad seria encontrar el orden de François Julien que nos permite participar en él, lo aceptamos, es coherente, tiene lógica y validación... O, por el contrario, no encontramos el orden y tenemos que hacernos tolerar, ergo defender nuestra visión y probar que hasta donde creíamos que íbamos bien pero nos dejó en desazón es un problema que está fuera de nosotros como por ejemplo su dios o sus ideales de raza. Salvando distancias con las guerras de la religión pasadas y con los actos intolerantes racistas, creo que en todo conflicto pudiera haber este buscar el orden que permita a las personas y su visión del mundo participar en él.
Luego quizás no bastaría discutir ideas (hacer o no un programa más humanista que otros) si no buscáramos aceptáramos que pensamos también en un orden diferente.
Y estoy seguro que para este fin el dar voz a conflictos anónimos y usar un formato diferente al que nos hemos acostumbrado en los media son puntos positivos. En mi opinión, bienvenida sea.
Hay muchos humanistas que no creen en el humanismo creo que es necesario instigar-los a pensar cuanto menos creen en el sistema legal vigente o el cultural populista o el económico “posthistórico”. Sin épicas el humanista pasa a ser quien piensa lo que vive sin confundir su obrar con las posibilidades de actuar, si no veis recompensa alguna en vuestro compromiso mejor dejarlo e jugar a tirar pianos por la ventana. Pero esta es mi opinión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario