martes, 8 de junio de 2010

"En la selva urbana pararse a pensar te puede matar?"


Sobre el darwinismo social - texto paralelo'

La ley de la selva es una simplificación ideo-logizada del funcionamiento del mundo animal. Pues por cuanto que el león en la sabana o el águila no tengan predadores directos y por tanto se apunten en el eslabón más alto de su cadena trófica o alimenticia no significa que se reproduzcan más fácilmente o vivan más felices que otros animales. Estos adjetivos son enteramente humanos. Y las proyecciones de estas cualidades humanas -agresividad, egoísmo, control- en arquetipos de personas/modelos de empresa bajo el respaldo de la ley de la selva resultan tendenciosas. El mito de la ley de la selva económica es la mascara para justificar los extravíos sociales como la creciente disparidad de la riqueza, el diferente cumplimiento de los derechos y deberes según se sea rico o pobre, la socialización de la pérdidas (mientras privatizan los beneficios), los desquícios al medioambiente y al mundo que dejamos a las nuevas generaciones, el mantener a los pobres (personas y países) pobres, etc.

¿Des de cuando tener más dinero equivale a tener mayor autoridad intelectual?
¿Debemos llevar hasta todas sus consecuencias un sistema-mundo que se respalda en cierta teoría de la evolución de la que se transluce que si eres rico tienes más autoridad para hablar sobre como es la humanidad o sobre cual es el camino de la supervivencia y felicidad del ser humano? ¿Estamos seguros que queremos incluir en esta teoría la variable del progreso (o evolución) del hombre o humanidad?
¿Y aun, aunque el sistema económico civilizado funcione según la consigna “quitar el dinero de los demás” o “quitarlo solo a uno pero igualmente cuanto más, mejor” no han sido los avances mayores de la historia humana de índole extraña al interés económico? ¿Alguien puede afirmar que el interés mercantil ha hecho más bien al animal humano que el respeto mutuo, la cooperación social y el compromiso con los débiles?
¿Y en su origen no fue ideada la democracia para evitar que el interés de unos pocos reinara sobre el de muchos?

¿No se benefician del estado de derecho, de los derechos básicos universales y de los ideales humanistas del pueblo y de los otros pueblos, de los políticos, de los científicos y investigadores, de los médicos, de los profesores y de todos los individuos que dedican su vida, talento y esfuerzo a ayudar a los demás? ¿O será que todo lo que hacen se debe al dinero, y por tanto por miedo a que los demás no les quiten sus seguridades y derechos? Luego, ¿nadie confía en nadie, ni en sus padres, ni en sus hijos, ni en sus vecinos? Y en definitiva, ¿No necesitaríamos una sociedad totalmente militarizada si el principal y preponderante aliciente del ser humano fuese el propio interés y no existieran valores altruistas?

La propaganda pro-ley de la selva se corresponde a una psicologización humana más cercana a la fantasía disneyana que al funcionamiento de la sociedad o a los factores de progreso del animal humano en la civilización.

Las presuntas cualidades – de mayor depredador o más fuerte…- se esgrimen como metáforas lògicas pero sólo funcionan en situaciones concretas y idealizadas (el boxeador más agresivo, el tiburón de wall street, el besa-culos de la empresa que asciende más rápidamente, el más malo de la cárcel, etc.). Si la ley del más fuerte se deduce de estas situaciones ha de ser valorado en función de la coherencia en la realidad más amplia. Y en calidad de metáforas estas situaciones idealizadas obtienen la supuesta coherencia por la lógica incuestionable que evocan (Si eres el más fuerte eres campeón, si nadie te amenaza, vives como el más libre). Luego las situaciones y sus mensajes tienen una clara intención de moralizar. Casi podríamos decir que el mensaje de la ley de la selva es aplicado exclusivamente en calidad de moraleja, es su mensaje verdadero. Precisamente como un cuento infantil, el verdadero sentido de la lírica es la verdad épica.

Pero la épica de la deformación de la ley de la selva es todo menos noble ni parecido a los ideales de caballería. En mi opinión solo sirve para figurar la justificación de las relaciones de opresión. Esto es, los argumentos del darwinismo social son simplificaciones funcionales en un sistema determinado por la fuerza-violencia. Y sin embargo, si reflexionamos sobre la naturaleza de la fuerza o los usos de la violencia en la historia vemos que ha habido motivos muy diferentes, y no únicamente el mantenimiento del poder asentado. En el día a día la fuerza puede significar criar a tus hijos solo y en la historia una palabra que se presta más a las luchas a sido justicia, que en ningún caso tiene solo el significado de los dirigentes.

Otra vez, estas cualidades nunca pueden atribuirse a un tipo de persona pues estas cualidades o adjetivos son posibles sólo con el lenguaje, y el mismo mecanismo de representación de estos abstractos mediante las palabras excluye significantes (y significados) únicos. Hay muchos tipos de fortaleza, violencia o altiveza que pueden llevar un sujeto a obtener privilegios en el grupo o sociedad. Quizás, pensando en clave de ley de la selva, se podrían categorizar dos arquetipos de obrares, tener un perfil voraz (ser egoísta o instintivo y no tener escrúpulos), o una aptitud social (ser tolerante y creer en el bien social por encima del personal). Entre estos dos tipos de naturaleza, ¿Cuál creéis que es tiene más potencial en vuestra felicidad o en la sociedad? (¿Y para procrear-pasar tus genes a tus hijos?)

Mitos como el de la ley de la selva (consigna del darwinismo social ideológico) promueven la idea de que es el primer tipo (el individualista hasta la médula) quien llega al éxito social. Lo que obvia más o menos es que se trata de un éxito también violento y de goces solitarios. Luego el vendedor que engaña para vender, el empresario que en su persecución de beneficios ignora los daños sociales o ecológicos, el publicitario que apela a la individualidad del consumidor como si fuera el valor más maduro e inequívoco del sujeto, este sujeto que no puede no pensar que lo bueno que tiene que ofrecer la sociedad se encuentra en aparadores o bien en su bolsillo, todos ellos operan con algún grado de la lógica la ley de la selva.

Y aunque el término ley natural se encuentra ya en Adam Smith, el autor de cabecera del liberalismo lo argumentaba para demostrar la existencia de una ley de la naturaleza, que funcionaría con más eficacia cuanto menos se la perturbara. Luego intentaba argumentar que habría una mano invisible que regularía mejor que el Estado, pero como el mito de la ley natural el de la mano invisible de Smith fue recuperado sólo en símbolo, más cruel y simple que como lo encontramos en su visión.
. "(los hombres de propiedad)... a pesar de su egoïsmo y rapacidad natural, a pesar que solo buscan su propia conveniencia... comparten con los pobres el producto de sus mejoras. Son llevados por una mano invisible a hacer casi la misma distribución de necesidades de la vida que se había hecho si la tierra hubiese sido dividida en porciones iguales entre todos sus habitantes y así, sin saberlo, avanzan el interés de la sociedad" (Teoría de los sentimientos morales, p.350)

Y aunque creo que seria difícil encontrar unos personajes con una conciencia tan unidimensional en el sentido de Marcuse, las ficciones económicas que nos siguen vendiendo que la economía siempre llega a mejor puerto que las personas.

Aunque parafraseando a john Maynard Keynes: "la libertad económica estimula los instintos animales"

Atendiendo al mito de la ley de la selva y sus consecuencias tomo la reflexión de Daniel Goleman cuando dice: “(…) el intento de eliminar los valores humanos del ámbito de la inteligencia social acabó empobreciendo el concepto. Aislada y anónimamente considerada, la inteligencia social involucionó hasta convertirse en una especie de enfoque exclusivamente pragmático de la influencia y del control.”. El propio Goleman avisa: “Hoy más que nunca necesitamos estar muy atentos a fin de no seguir difundiendo una actitud tan manifestamente impersonal”.

Y es que Epicteto ya decía algo como que el hombre es ante todo un animal social. Y añadiría yo, es un animal que se explica mayormente por su dimensión social. Y sin embargo la interacción del hombre está determinada por la cultura, y el neoliberalismo imprime en la sociedad unos acerbos culturales. Por ejemplo, razón instrumental o cultura tecnológica o la misma justificación del darwinismo social, que son argumentos culturales atendiendo solo a una parte del espectro social y civilizado.

¿Porqué es importante, entonces, atacar al argumento de la ley de la selva humana? Porque es una contradicción en la cultura capitalista. Y esta contradicción particular invalida la lógica discursiva (si se tiene que ser un tiburón con los empleados y con otras empresas, pero no en el parque o el colegio y, sobre todo, no cuando queremos que se cumplan las leyes para vivir con seguridad, entonces qué queda de la selva). ¿Sólo en el ámbito laboral? Y, ¿Cuál es este contrato social no escrito que dice que puedes apropiarte de la autoría de su proyecto pero no le puedes dar un puñetazo? ¿Y si de tus actos se deduce cual es tu sociedad ideal como es que no rehúsas de todos los beneficios de la vida en sociedad? Quieres una selva sólo de beneficios económicos y a mi me llaman idealista ingenuo!

Pero como no hay personas tan únicamente instrumentales, yo no conozco ninguna, y tampoco quiero cortar ninguna cabeza en la plaza, quiero insistir en la insensatez estructural del mito del darwinismo social. Esto es hablar de cultura, de la cultura del capital agresivo y sus adalides. Hablar de cultura en la dirección misma de Kay-Uwe Hellman: Cuando se habla de cultura, en la mayoría de los casos, una experiencia de crisis causada por graves problemas de comunicación se encuentra fundamentando este tipo de comunicación, —y en no pocas ocasiones la cultura sigue siendo tematizada en los casos de crisis comunicativa—. Cultura y crisis son ciertamente las dos caras de la moneda.

Las consignas a ser agresivo y déspota, a ser el león de tu sabana, de ser violento y desaprensivo no sólo apelan a la individualidad de quienes usan violencia directa o indirecta para ganar mayor control de sus vidas o entornos sin pensar en los costes tanto sociales como psíquicos; además estas consignas actúan de gasolina para el interés privado y la lógica de mercado. Estos mensajes se encuentran en películas y biografías de personajes acaudalados, pueblan el imaginario popular que literalmente se desvive para ‘progresar’ en el capitalismo de consumo.

La teoría económica moderna afecta a la población mediante estos mitos. Por ejemplo, “es irracional actuar en contra del propio interés y, por tanto, una persona normal, que es racional, razona sobre la base de su propio interés.”. La raíz racionalista procede de la Ilustración pero su uso como mecanismo de trompe-d’oeil para los individuos contemporáneos se corresponde a la influencia de la cultural neoliberal.

Como explica George Lakoff en “No pienses en un elefante”, incluso las personas más pobres y desatendidas del país votarán a los republicanos si comparten cierto marco cognitivo. Si creen en el tipo de padre estricto que el candidato “vende” o si ante todo creen en la igualdad de condiciones para el posible ascenso económico para sus hijos ellos votarán a conservador porqué los demócratas no venden tan bien esta idea.

La idea es que en la propaganda una propuesta buena y una propuesta mala no parecen a la razón una posición neutra, e incluso puede que las propuestas no influencien para nada. Aunque el libro de Lakoff da mucha más información al respecto, seguiré mi exposición sobre la importancia de combatir el mito de la ley de la selva con las palabras de Epicteto. En el Libro V dice” Tu inteligencia será del mismo carácter que produzca tu acto de imaginar frecuentemente, pues el alma está impregnada por las imaginaciones.”

El ARGUMENTO DEL darwinismo social no lleva a una sociedad mejor solo cumple la función de mantener desigualdades e justificar privilegios y violencias estructurales. Estas violencias son posibles en un marco social y económico complejo, pero en sus formas el argumento de la ley del más fuerte son simple, de una simpleza insultante. Y quizás ahí radica su fuerza.

Del neoliberalismo esgrimiendo la asimilación a la teoría evolutiva de Darwin es entonces una representación de las muchas narrativas que hay por escoger, una historia idealizada no más sostenible y universal que la moraleja del cuento infantil.

En conclusión, este tipo de mensaje no prioriza el diálogo o la comprensión mutua hacia un fin, sino que lleva a un posicionamiento del opresor frente a lo oprimido para así perpetuar la jerarquía pseudo-animal. El mensaje real del mensaje pro-darwinismo social es la opresión ya perpretada, el mantenimiento de la injusticia, y por tanto la justificación del sistema amoral. Creo que se ha de combatir y reflexionar en cada situación y con el tiempo borrarlo del diccionario de la calle.

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