sábado, 22 de mayo de 2010

Teatraviesas. Teatro del Oprimido o como subvertir el estatuto de público.


Quiero hablar de un espectáculo teatral al que asistí ayer en Sabadell. Se trata de “Lara al Cercle” de la compañía Teatraviesas GTO.

Primero decir que es un espectáculo teatral muy próximo y con mucha fuerza, y las sinergias creadas en el escenario llegan al público con naturalidad y frescura tal cual la historia te hablase personalmente. Especialmente Felicidades "Lara"! y Felicidades "Carlos"! Habéis hecho de los protagonistas dos personas que podrían habitar en el corazón de muchos. Y puede, como me pasa a mí, que su recuerdo -su humanidad, sus errores y el atolladero emocional que les hace al final infelices- nos servirá a muchos de los presentes a conseguir otro enfoque y otras vías de solución cuando lo necesitemos si es que ya no lo ha hecho.

La obra ha sido también mi primer contacto con del teatro del oprimido, una formato teatral creado por Augusto Boal, dramaturgo y pedagogo brasileño. Augusto Boal dejó este mundo hace poco más de un año habiendo recibido tres meses antes el reconocimiento de “Embajador Mundial del Teatro” por la UNESCO.

Quiero desde aquí reivindicar este instrumento social que es el teatro del oprimido. Me ha sorprendido gratamente más allá del hecho teatral, me ha parecido el acto político más real y sincero al que he asistido en mucho tiempo.

Me explico recogiendo una cita de Brecht, pionero del teatro social y influencia directa del teatro del oprimido:
“We need a type of theatre which not only releases the feelings, insights and impulses possible within the particular historical field of human relations in which the action takes place, but employs and encourages those thoughts and feelings which help transform the field itself.”

Transformar el campo y, también, renovar los significantes del espectáculo. Cabe reconocer desde el principio cuanto inseparable es el hecho representado en la cultura contemporánea. Y para esto hace ponernos en proceso de aceptar el estatuto de público con el que nos relacionamos con las informaciones del mundo que nos rodea y es necesario para superar este constructo sin distancia que es la industria cultural y del entretenimiento.

Creo que hace falta en este mundo mediado y lejano cuanto más teatro del oprimido mejor.

En intenciones y de facto hace falta resistirse más a no querer ya hacer el mundo mejor, hace falta repensar las interpasividades del ciudadano-público (Zizek- ¿Quieres reír por mí, por favor?), para cuestionar a los presuntos “Gran Otro” de los medias.
“En el arreglo interpasivo, yo soy pasivo a través del Otro; yo accedo al Otro el aspecto pasivo (de gozar), ya que puedo permanecer activamente comprometido, yo puedo trabajar más horas con menos necesidad por las actividades “improductivas”, como el ocio o el duelo”

Y yo añadiría con las actividades serias, en la acepción de seriedad en tanto que la libertad exige decidirse y descartamos libertades porque nos exigirían seriedad, como tomar posición respecto a conflictos que solo pueden llegar al Gran Otro en forma de ficciones cerradas imposibles de habitar por la distancia y la seguridad autocomplaciente de las pantallas.

Con el teatro del oprimido el público se descubre oprimido por el tema de la obra y también por el formato del espectáculo. Con las formas del teatro del oprimido, el teatro del periódico, el teatro foro, el teatro invisible, la acción directa, se busca la dignidad del individuo. Y restableciendo el régimen del público-representación se busca la dignidad de la voz de cada persona y la importancia de los obrares individuales.

Hace falta también resistir a no dar la cara y no decidir cuando vemos una injusticia, hacen falta más personas ahí donde hacemos de público, hace falta resistir a no pensar y a no creer que el arte puede empezar una pequeña revolución ahí donde se hace y resistir a pensar por cuenta propia y mirando a los ojos. Y, sobretodo, se necesita teatro del oprimido para hacer más ciertos los conflictos que se esconden en el televisor y en los periódicos y se necesita empezar la sociedad y la cultura con cada obra y hacer escuchadas cada una de nuestras voces para que no quede ninguna duda en el silencio cuando no queremos que haya.

Tiene pleno sentido para la política como gestión de lo público. Para actuar en comunidad y resistir a la naturaleza de la democracia a la que se refiere Roal Dahl:
“La democracia no implica por tanto una elevada participación de los individuos… la democracia implica que los pobres y los que no están educados se excluyan por sí mismas a causa de su pasividad”

Y aunque me produzca alergia la palabra educación, se ha de revindicar como el cambio mismo de reglas del dialogo social.

En el espectáculo de “Lara al Cercle” de la compañía Teatraviesa GTO, se ha podido dar una revolución. Como ha pasado en el teatro-foro, las fuerzas latentes del público, sus opiniones y soluciones personales se han apropiado del espacio común, no del mando a distancia, sino del ágora y el juego, redescubriendo la condición de viva de las opiniones plurales de los otros asistentes y subvirtiendo así la etiqueta de sociedad del espectáculo mediada y pasiva.

Cogiendo la palabra e incluso el escenario, el público y las personas que hemos participado porque queríamos opinar -luego decidirnos- ante este conflicto tan presente –las relaciones destructivas y los roles de género aprendidos- con el que quizás nunca habíamos pensado de esta forma o no nos habían sentido motivados para comprometernos más allá de nuestro salón, círculo de amistades o nuestra butaca.

En fin, Ánimos, seguid trabajando, vuestra obra ha estado viva, y es merito de los actores y también del guión que nos ha permitido al público la posibilidad de buscar la dignidad comprometida con la comunidad de cada uno de nosotros.
Muchas gracias y muchos ánimos con vuestros proyectos futuros.

La web del grupo Tetraviesas GTO para ver sus obras.
Para conocer más del teatro del oprimido, la web.
Audio de Augusto Boal sobre el teatro del oprimido, en francés.
La cita de Slavoj Zizek es parte del texto disponible online ¿Quieres reír por mí, por favor?
La cita de Roal Dahl es recogida por Santiago Lopez Petit en “El retorno de la política”, y corresponde a “A preface to democratic theory” Chicago (1956), pág.81.

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