jueves, 30 de septiembre de 2010

viernes, 24 de septiembre de 2010

Sale y se pone

Saben el chiste de la madre del yonki? _Te lo digo! mi hijo es un solete: Sale y se pone, sale y se pone..

Me dejé la segunda parte del epitafio de Tristan Corbière.

Se mató de ardor , o murió de pereza.
Vivió, por olvido; he aquí lo que deja:
-Su única pena no haber sido novia-.
No nació para fin alguno,
siempre lo empujó el viento,
fue las sobras del guiso,
mezcla bastarda de todo.

El no sé qué -sin saber dónde:
oro, -pero sin un céntimo;
nervios -sin nervio. Vigor sin fuerza;
ímpetu -con un esguince;
alma -sin violín;
amor -y semental pésimo.
-Demasiados nombres para tener un nombre-.
Corredor ideal, -sin idea.

Rima rica, y jamás rimada;
sin haber sido, vuelto;
en todas partes se encontró perdido.

Poeta, a pesar de sus versos;
artista sin arte, y a la inversa;
filósofo, a diestra y siniestra.

Un divertido serio, sin gracia.
Actor: no se supo el papel;
pintor: tocaba la gaita;
músico: con paleta.

¡Un talento! -pero sin cabeza;
muy loco para saber ser tonto;
tomando por trazo la palabra trozo.
Sus versos malos los únicos buenos.

Pájaro raro -y de pacotilla;
muy macho -y a veces muy nena;
capaz de todo -en nada bueno;
amasando bien el mal, mal el bien.

Pródigo como fue el hijo
del Testamento, -sin testamento.
Valiente, a menudo por miedo a lo fácil,
metiendo ambos pies en el plato.

Colorista rabioso -pero débil;
incomprendido -sobre todo de él mismo;
lloró, afinado cantó y desafinado;
-Fue un defecto sin defectos.

Ni fue alguien ni cosa alguna.
Su natural era la pose.
Sin ser teatral, posaba para el único;
muy ingenuo, siendo muy cínico.
-Su gusto era el disgusto.

Muy crudo -porque lo cocieron mucho;
no se parecía a nada ni siquiera a él,
se divertía con su enojo,
hasta despertándose de noche.
Vagabundo anchuroso -a la deriva;
pecio que no encuentra playa...

Muy suyo para poder soportarse,
seco el espíritu y la cabeza ebria,
acabado, no sabiendo acabar,
murió esperándose vivir
y vivió, esperándose morir.

Aquí yace, corazón sin corazón, mal plantado,
hermoso triunfador -un fracasado.

domingo, 19 de septiembre de 2010

epitafio a mi pc

Mi ordenador está en vaga indefinida. Se adelantó al veinti-algo. Y aprovecho que me prestan uno para compartir un gracioso párrafo que colorea muy bien el problema de querer comenzar. "Al fin, comenzar..." es el lamento, creo. Pero por supuesto, saquen sus propias conclusiones. Una mía sería, si mi fin es usar el ordenador porqué sin el ordenador no me urge hacer lo que quería hacer porqué cuando lo prendo me quedo colgado..? ;)

(tomen aire y mastiquen con la boca abierta, se repite un poco, namás)

Epitafio de Tristan Corbière

Salvo los enamorados que comienzan o acaban y quieren comenzar por el fin hay tantas cosas que acaban por el comienzo que el comienzo comienza a acabar por ser el fin y al fin ocurrirá que los enamorados y otros acabarán por comenzar a recomenzar por ese comienzo que acabará por no ser sino el fin vuelto de lo que comenzará por ser igual a la eternidad que no tiene ni fin ni comienzo y acabará por ser finalmente igual también a la rotación de la tierra donde finalizará por no distinguir ya donde comienza el fin donde finaliza el comienzo lo que es todo fin de todo comienzo igual todo comienzo de todo fin lo que es el comienzo final del infinito definido por lo indefinido - Igual a un epitafio a un prefacio y a la recíproca.


(1845-1875) *Uno de los malditos de Verlaine.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Walter de Portbou

Lo tenía escrito así' que voy a probar suerte,


Lo tenía que decir: Qué redundantes que han sido mis vacaciones! Egocéntrico como es este espacio (sic'), creo sentir que aún soy el mismo que se fue de vacaciones. Y aunque la supuesta sensación de pérdida podría bien ser una consecuencia del mismo exceso de celebración de las vacaciones, me digo que es mas sano celebrar que quejarse. En fin que creo sentir que soy el mismo y en parte sé que es difícil amontonar todos los sentimientos encontrados de los días 'fáciles de verano.

Digo "creo sentir" porqué, humilde de yo para aquí, (aunque me contradiga) comparto la opinión que no se puede perder el tiempo en vacaciones. ¿O era que no se puede perder el tiempo porqué recuperarlo es excederse en la nostalgia? Nada, es igual. Creo que hace falta decir que ese tiempo fue. Y cabe decirlo con la convicción de que la seguridad de haberlo vivido es intransferible, pero a la vez depende de una cierta llamada al orden personal que puede respaldarse en otros ordenes. Para ver a lo que me refiero, diré, por ejemplo, que al orden temporal corresponden los legitimadores del tiempo, oficial, no los meteorólogos, los que no dudan de la hora de Greenwich para que no dudemos que nos queda otro año laboral. El tiempo laboral es menos traumático cuando se va a misa en la misma hora en el mismo bar, y todos los feligreses sorbiendo cafeína y tabaco nos reímos de nosotros porque nos molesta nuestra tristeza. Así, sin mediar mucha palabra, pero con una sonrisa residual y ritualizada para que otros entiendan que nos tomamos un tiempo para empezar a trabajar. ..

Pero a mi me cuesta pasar página. A destiempo que voy, por algunas puertillas que me he dejado abiertas este verano, necesito ir aun más despacio. I prefiero obviarme las moralejas aprendidas -los batacazos y de más calado; la diversión no lo justifica todo, me lo repito, imbécil-. También se entiende que escribo a destiempo para hacer más llevadero el sosiego esperado y aparente y la incertidumbre sintomática. .M,. Concluiré solo que el verano ha sido un tiempo de descubrir qué es lo que no quiero descubrir durante el resto del año porqué a las vacaciones corresponde decidir porqué es diferente del año. Pues vale, aunque solo sea para hablar de matices o de la vida perezosa.

Y me hago una crítica automática. Pues al volver constato que aún puedo fácilmente' ser, olvidarme pues fácil-mente, un imbécil que señala. Mejor no recaer en la misma iniquidad palaciega. Todas las comparaciones son odiosas, me dice mi abuela. Pausa. Busco un gesto. Se deshace al mismo momento de pronunciarlo. Alzo la mano a media altura, el dorso hacia mi, con los dedos erizados buscando vibraciones que me digan algo. Silencio. Y un cierto atropello de nervios, sutiles. Supongo que ha sido un gesto privado.

Releo a Walter, lo traigo a los derechos sociales, "puede estar desencantada pero no redimida (la sociedad después de la ilustración)!". Y, bueno, ¿a quien le importa si aún vivimos como autómatas, sin poder llamar al trabajo, vida, pero si a la vida, trabajo... Falta contextualizarse para tener sentido común. Pero lo que cuenta no es no levantarse solo para llenarse la cartera de billetes como bichos.

Flaco decía: Ahora ya no me dejo de buscar así, es mi habito, de monje o de penitente, que, por cierto, dejo el mes que viene, aunque quizás en una semana... Y ya se tira con estilo libre.

Como filosofando con despojos como Benjamin, que en su momento también huyó de estudio. Largamente me habló sin cara y el espejo nos (mal)dijo "espérame". Ya huía, y no solo metafóricamente sino con huesos y muslos y maletas y alcoholes y chistes negros. - Gracias por señalarme cuando descendía el día, ¿aun no ha llegado? -dijo la luna. - Me alegro porque ya no puedo mirarte sin ver que lo no quiero, el día.

Como W.B., dudo de la historia. Y de la ortografía... por no tener una teología de los acentos... Ni a eso me remitía (me arremetía el significado de todo eso...). Puede que en Portbou, sonriendo al pasado, pasase por el hotel Francia (N.5 en la Avenida del General Mola) y con las alas que se había escrito en el futuro, dudo de su propio pasado. Pensó que no había pasado para él. Para el él que se dejaba destruir con cada guerra. Que se expandía sin ganar libertad pero... Un modo de vida con fecha de caducidad, al respeto de la misma, de la idea supongo. Aunque las ideas y los ánimos son cosas diferentes. Digamos que se atragantó, y nosotros no encontramos su maletín... Y podemos recordarle, por ejemplo, Walter dijo que la Ia no se debió tanto a las tensiones nacionales como a los desficiosos modos de producción de la vida moderna. Por ejemplo, en su filosofía primaba el significado, los grandes almacenes le recordaban a los bazares. Creyó que en la reproducción del pasado el moderno encontraba un estandarte de realidad. Tan mal estaba la espiritualidad que construían sombras. Nadie creía en nada, solo las máquinas creían producir. Por el vértigo entonces. Benjamín pensó en un redentor pero eso es otra historia completamente diferente. Y se colgó, para que nos entendamos nosotros digo ¿de acuerdo? Pues el no pudo entender más. Y su historia, su último capitulo resultó tan real que quizá no escribió ni una palabra.

Como decía, dando la espalda al futuro, por acercar las alas al pasado, no creyó por mucho en el 'el progreso', ni en los héroes ni en nadie que caminase solo. Y no fueron los nacionalismos. Walter se santificó, se intoxicó del pasado y para huir sin significado, se miró de cara. Directamente al monstruo que debía haber creado pese a la obra de su vida. Pese a su vida y su muerte. Pese al peso de libros aun hoy. Su historia no admitiría prefijos, sus posibilidades no le concernían a nadie sólo.

El progreso no era tal porque había fuerzas más emancipatorias en el arte que en la tecnología. Benjamin maldijo quizá una realidad que se tomó humildemente, pues quería hacer de trapero haciendo filosofía. O quizás en su irreducible subjetividad encontró una objetividad más coherente y emancipada. Algo como que todo se reduce al máximo común divisor, la grafología de la identidad encontrada con la diferencia de la identidad, el diferenciar el espacio público del privado, del íntimo del religioso, el libre del comprometido, el activo del pasivo, el significado como herramienta y como crítica.

Y el silencio, en su manera, pudo querer decir corporeidad de la historia. Mujer, hombre, niño, memoria, memoria, soledad, cambio. Pero la guerra y la política se lo habían llevado muy lejos de sí, en un lugar que no había nada que crear. Y el silencio quería decir...

Dijerase Caronte (quizás): "nada que no sea gesto me exculpa de la memoria que me cedieron que heredé que contribuí que enterré qué transporté que no supe mirar de frente a las personas que yo también soy persona, humano, padre, hermano, hijo, esclavo, Yeti, vampiro y negador de la vida por deformación profesional..."

(el miedo nos pone de espaldas al futuro, me pregunto si el angelus novus tenia miedo de algo. A vivir sin religión sin vivir con pánico a la irreducible subjetividad del hombre en el mundo.)

martes, 7 de septiembre de 2010

"de los titiriteros y comediantes"

De la novela del Licenciado Vidriero de Miguel de Cervantes,


De los titereros decía mil males: decía que era gente vagamunda y que trataba con indecencia de las cosas divinas, porque con las figuras que mostraban en sus retratos volvían la devoción en risa, y que les acontecía envasar en un costal todas o las más figuras del Testamento Viejo y Nuevo y sentarse sobre él a comer y beber en los bodegones y tabernas. En resolución, decía que se maravillaba de cómo quien podía no les ponía perpetuo silencio en sus retablos, o los desterraba del reino.

Acertó a pasar una vez por donde él estaba un comediante vestido como un príncipe, y, en viéndole, dijo:

-Yo me acuerdo haber visto a éste salir al teatro enharinado el rostro y vestido un zamarro del revés; y, con todo esto, a cada paso fuera del tablado, jura a fe de hijodalgo.

-Débelo de ser -respondió uno-, porque hay muchos comediantes que son muy bien nacidos y hijosdalgo.

-Así será verdad -replicó Vidriera-, pero lo que menos ha menester la farsa es personas bien nacidas; galanes sí, gentileshombres y de espeditas lenguas. También sé decir dellos que en el sudor de su cara ganan su pan con inllevable trabajo, tomando contino de memoria, hechos perpetuos gitanos, de lugar en lugar y de mesón en venta, desvelándose en contentar a otros, porque en el gusto ajeno consiste su bien propio. Tienen más, que con su oficio no engañan a nadie, pues por momentos sacan su mercaduría a pública plaza, al juicio y a la vista de todos. El trabajo de los autores es increíble, y su cuidado, extraordinario, y han de ganar mucho para que al cabo del año no salgan tan empeñados, que les sea forzoso hacer pleito de acreedores. Y, con todo esto, son necesarios en la república, como lo son las florestas, las alamedas y las vistas de recreación, y como lo son las cosas que honestamente recrean.


Este blog se está convirtiendo en algo frío.
Creo que me falta un fin, "a quien puedo ayudar?". Es broma. Mañana escribo algo crítico.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Angelus Novus II

El Ángelus Novus no es otra cosa que la imagen que la sociedad moderna se ha construido de sí misma.

La metáfora es poderosamente sugestiva para abordar el tema de la secularización. Por un lado parece imponerse el esquema de la razón ascendente sobre cualquier otra mirada del mundo. Por otro, y de manera simultánea, es el ángel quien voltea sobre las ruinas, no para regresar, sino para tener un sentido del rumbo de su vuelo. Si no pudiera reconocer la distancia que le separa de las ruinas no podría establecer su ruta, no distinguiría entre el cielo y la tierra. Es en la metáfora de la tormenta que las ciencias sociales intentan explicar el despegue del vuelo y los asideros confiables para alcanzar la promesa de un supuesto Paraíso.
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Sobre la categoría secularización se ha construido gran parte de la semántica de la modernidad, señalándola en diferentes direcciones: diferenciación de esferas sociales, privatización, individuación, transposición de creencias y modelos de comportamiento, desinterés de la sociedad por la religión y desacralización del mundo. Vista de esta manera, lo sagrado quedaba como una etapa superada por el desarrollo de la modernidad.
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Recordemos que son las ciencias sociales las que se erigen en la conciencia de la modernidad, buscando explicar las formas en que es posible el orden social y la cooperación entre los individuos más allá del cálculo egoísta.

Para conseguir este propósito fue necesario establecer distinciones en tiempo y espacio que le permitieran reconocer su unicidad.


Dice en una monografía Felipe Gaytán Alcalá.

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Y un epílogo musical. Que el amor es un invento, una ética de medios por qué los fines nos devuelven a teorías bruscas. El amor quizá es una manera de secularizar un poco la religión precisamente como se dice de la modernidad. En el autonomizarse y hacerse real, la institución, el amor se arma en un tiempo y espacio. Léase el matrimonio. Y su doble, si cabe más espiritual aún, la relación imposible que nos suelta a la nostalgia. ¿Ven por donde voy? Bueno, pues, todo esto se encuentra en una balada que se llama ángel. Y por eso digo humor. Y para apoyarle diré que se ve a millas que el cantante es un profesional del escenario. De acuerdo con que la letra hay mucho "quiero" "amor" "verdad" "realidad" "vida" "necesito" "hoy" "ahora" "amarnos", (buen resumen, e), pero su currículum es incuestionable. En fin, no me lió mas. A continuación. Jon Secada, y su estupenda voz pese a los octavos' que no me convencen aunque su voz se enternece... Para acabar, me fijo que como el angelus novus, su angel también avanza de espaldas al futuro, mirando al pasado para saber que está vivo. También hay una iglesia en el público congregado. Y en fin, dudando.

Angelus Novus

"Hay un cuadro de Klee (1920) que se titula Ángelus Novus. Se ve en él a un Ángel al parecer en el momento de alejarse de algo sobre lo cual clava su mirada. Tiene los ojos desencajado, la boca abierta y las alas tendidas. El ángel de la historia debe tener ese aspecto. Su cara está vuelta hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que acumula sin cesar ruina sobre ruina y se las arroja a sus pies. El ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado. Pero una tormenta desciende del Paraíso y se arremolina en sus alas y es tan fuerte que el ángel no puede plegarlas.

Esta tempestad lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas mientras el cúmulo de ruinas sube ante él hacia el cielo. Tal tempestad es lo que llamamos progreso".
Walter Benjamin