jueves, 5 de mayo de 2011

mazifestazión y múzculo

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DE MAYO!

P%O#L*IºÇ€&A,
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Con un megáfono recitaban:

...Primera elegía...
...zzz...

¿Quién, si yo gritara, me escucharía entre las órdenes
angélicas? Y aun si de repente algún ángel (2)
me apretara contra su corazón, me suprimiría
su existencia más fuerte. Pues la belleza no es nada
sino el principio de lo terrible, lo que somos apenas capaces
de soportar, lo que sólo admiramos porque serenamente
desdeña destrozarnos.


zzzZZzzz.

Ay, ¿quién de veras podría ayudarnos? No
los ángeles, no los hombres, y ya saben los astutos
animales que no nos sentimos muy seguros en casa,
dentro del mundo interpretado

...

Arroja el espacio que abarquen
tus brazos hacia los espacios que respiramos; quizá
los pájaros sientan el aire ensanchado con un vuelo
más íntimo.
...

Empieza siempre de nuevo la alabanza siempre inalcanzable.
Piensa: el héroe sigue en pie, aun el ocaso fue para él
sólo un pretexto para ser: su último nacimiento.

...Segunda elegía...

zzz

Tempranos afortunados, ustedes, los mimados
de la creación, cadena de cumbres, cordillera roja
del amanecer de todo lo creado -polen de la divinidad
floreciente, coyunturas de la luz, corredores,
escalones, tronos, espacios del ser, escudos
deliciosos, tumultos del sentimiento tormentosamente
arrebatado, y de pronto, individualizados, espejos,
ustedes, los que recogen nuevamente en sus propios
rostros, la propia belleza que han irradiado.


ZZZzz...

Sin embargo ustedes, los que crecen el uno
en el arrobo del otro, hasta que él suplica, abrumado:
"Basta"; ustedes, los que crecen, bajo sus recíprocas
manos, más exuberantes, como años de grandes uvas;
los que mueren a veces, sólo porque el otro se ha
expandido demasiado; a ustedes les pregunto por nosotros.

ZZZ

...Tercera elegía...

No en la oscuridad, no, sino dentro de tu ser
más cercano, pusiste la lámpara, que brillaba
como surgida de la amistad. En ningún lugar
ni un crujido que no explicaras sonriendo,
como si desde mucho tiempo atrás supieras, cuándo
las duelas se comportan así...Y él te escuchó
y se sosegó. De tanto era capaz, tiernamente,
cuando se alzaba, tu presencia; detrás del armario
se levantó, en abrigo, su destino, y su intranquilo
futuro fue semejante a los pliegues de la cortina,
que se remueven con facilidad.

..Cuarta elegía...

Oh árboles de vida, ¿cuándo el invierno?
Nosotros no vamos al unísono.


zzZZ

Encima de nosotros y más allá entonces actúa el ángel.
Mira, los moribundos, ¿no han de sospechar acaso cómo
todo lo que aquí realizamos es, completamente,
un pretexto? Ninguna cosa es ella misma. Ah, horas
de infancia, cuando detrás de las figuras había algo más
que el mero pasado, y delante de nosotros, ningún futuro.
Cierto, crecíamos, y a veces nos empeñábamos en hacernos
mayores demasiado rápido, en parte por amor a aquéllos,
que ya no tenían otra cosa que el ser mayores.

zZzZzZz

...Quinta elegía...

Ay, y alrededor de este
centro, la rosa del espectáculo:
florece y se deshoja. Alrededor de este pisón,
este pistilo, reencontrado por su propio polvo florido,
para volver a fecundar el fruto aparente del tedio,
su tedio nunca consciente -reluciendo con la más
delgada superficie de ligera, aparente sonrisa.

ZZZZzzz..

Y de pronto, en este penoso ningún lado, de pronto,
el inefable sitio donde el puro demasiado-poco
incomprensiblemente se transforma, trocándose
en ese vacío demasiado-mucho.
Donde la cifra de muchos números
se queda sin ninguno.
Plazas, oh plaza en París, teatro interminable,
donde la modista, Madame Lamort,
enlaza, teje los incansables caminos del mundo, cintas
infinitas, y encuentra nuevas formas de enlazarlas:
volantes, flores, escarapelas, frutas artificiales,
todas falsamente coloreadas, para los baratos
sombreros de invierno del destino.


...Sexta elegía...

ZZZzz

... Pero nosotros nos demoramos
ay, celebrándonos en el florecer, y ya delatados,
entramos en el meollo retrasado de nuestro fruto
perecedero.


...Séptima elegía...

Su camino
ascendente es la existencia. Continuamente se remonta
y entra en la cambiada constelación de su constante
peligro. Ahí lo encontrarían unos cuantos. Pero
el destino, que nos oculta tenebrosamente, súbitamente
exaltado, lo canta, introduciéndolo en la tormenta
de su mundo rugiente. A nadie escucho como a él.
...
En ningún lugar, amada, existirá el mundo sino adentro.
Nuestra vida avanza transformando. Y decrece cada vez
más lo de afuera, hasta la insignificancia.

zzZZz

Cada sorda vuelta del mundo tiene tales desheredados,
a quienes no pertenece ni lo anterior ni, todavía,
lo venidero. Pues aun lo venidero más cercano está lejos
de los hombres. Y esto no debe desconcertarnos, sino
fortalecernos en la conservación de la forma aun
reconocida.

...
zzZZzZZz
...

¡Oh tú, el grande, cuéntalo!:
que nosotros fuimos capaces de algo así, mi aliento
no alcanza para celebrarlo. De modo que, a pesar de todo,
no hemos desperdiciado los espacios, estos generosos
espacios nuestros. (Qué terriblemente grandes deben ser,
para que en milenios nuestro sentimiento no los colmara.)
...
Y su mano, abierta hacia arriba
para alcanzar, permanece ante ti, abierta,
como defensa y como advertencia,
inasible, lejos allá arriba.

zzzZZZZzzz

...
Octava elegía...

Y nosotros: siempre espectadores, en todas partes,
¡vueltos hacia el todo, nunca hacia afuera! El todo
nos colma. Lo ordenamos. Se desintegra. Lo volvemos
a ordenar y nos desintegramos nosotros mismos.
¿Quién nos ha volteado así, que hagamos lo que hagamos,
mantenemos la actitud de alguien que se va? Como quien,
desde la última colina, que le muestra una vez más todo
su valle, voltea, se detiene, permanece un momento,
así vivimos nosotros, y siempre nos estamos despidiendo.


ZZZ
...
Novena elegía...

los más fugaces. Todo una
vez, sólo una. Una vez y nada más. Y nosotros también
una vez. Nunca otra. Pero este
haber sido una vez, aunque sea una sola:
haber sido terrenal, no parece revocable.
Y así nos urgimos y queremos llevarlo a cabo,
queremos contenerlo en nuestras simples manos,
en nuestra mirada cada vez más colmada y en el corazón
atónito.


ZZZ...Z

...Décima elegía...


Por cierto, ay, qué extrañas son las callejuelas
de la Ciudad del Dolor, donde en el falso silencio,
fuerte, hecho de gritería, lo que ha sido vertido
del molde del vacío alardea: el dorado estrépito,
el monumento estallante. Oh, cómo un ángel
les aniquilaría, sin dejar rastro, el mercado
de consuelos, al que la iglesia rodea, la que compraron
prefabricada: limpia, cerrada y desengañada como
una oficina de correos en domingo. Fuera, en cambio, cómo
se encrespan las orillas de la feria. ¡Columpios
de la libertad! ¡Buzos y malabaristas del afán!
ZZZZzz
...tocan al tambor y chillan. Pero hay
para los adultos algo más especial que ver: cómo
se multiplica el dinero, anatómicamente, no sólo
por diversión: el órgano genital del dinero, todo,
el conjunto, el procedimiento, esto instruye y hace
fértil...
..zzzzZZ
Sólo los muertos jóvenes, en la primera condición
de serenidad atemporal, la deshabituación, la siguen
con amor. ..

...ZZZzz

Con los muchachos camina en silencio.
...
Pero ahí, donde viven, en el valle, una Lamentación,
una de las más ancianas, se encarga del muchacho, cuando
él pregunta: -Nosotras éramos, dice ella, una
gran familia, nosotras, las lamentaciones. Los padres
trabajaban en la minería, ahí en la gran montaña:
entre los hombres, a veces encuentras un pedazo
de dolor original, pulimentado, o lascas de ira
petrificada del viejo volcán. Sí, esto venía de ahí.


Elegías, de duino, de Rainer Maria Rilke. FiZ...

I woke up this morning and I got myself a beer..


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